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viernes, noviembre 18, 2011
lunes, noviembre 14, 2011
Unos denuncian, otros trabajan
Remitido por Jorge, sacerdote de la Parroquia beata María Ana Mogas, del barrio Tres Olivos de Madrid.
En algunos ayuntamientos de Madrid Izquierda Unida está pidiendo a la iglesia que renuncie al privilegio de su exención del IBI. Y creo que puede ser bueno aclarar a la gente qué es eso.
Ya sabes, por si te parece oportuno difundirlo.
En estos días se han levantado voces que solicitan que la iglesia deje de estar exenta del pago del IBI, el impuesto de bienes inmuebles, porque es un privilegio y porque en estos tiempos de crisis los ayuntamientos no se pueden permitir el renunciar a lo recaudado por ese concepto.
Quiero con esta entrada aclarar algunas cosas sobre ese supuesto privilegio de la Iglesia católica, haciendo dos consideraciones.
PRIMERA CONSIDERACIÓN
La exención del IBI (impuesto sobre bienes inmuebles) no es en absoluto un privilegio especial de la iglesia católica.
Por ley, están exentos de IBI:
• Servicios públicos (Defensa, Seguridad, Educación y Servicios penitenciarios).
• Los inmuebles destinados a usos religiosos por aplicación de Convenios con la Santa Sede, con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas, con la Federación de Comunidades Israelitas y con la Comisión Islámica.
• Pertenecientes a gobiernos extranjeros o que les sea de aplicación la exención por convenios internacionales.
• Los pertenecientes a Cruz Roja.
• Los terrenos ocupados por las líneas de ferrocarriles y los edificios enclavados en los mismos terrenos.
• Colegios concertados.
• Pertenecientes al patrimonio histórico-artístico.
• Entidades sin fines lucrativos
Y no digamos las ventajas fiscales de que gozan partidos políticos y sindicatos: No tienen que declarar lo ingresado por cuotas, las subvenciones, las donaciones, los rendimientos de sus actividades económicas, los rendimientos procedentes de las rentas de su patrimonio.
Pues ya ven:
Nadie pide que partidos políticos y sindicatos renuncien a sus enormes ventajas fiscales.
Nadie que paguen el IBI las mezquitas o templos budistas.
Nadie clama por el pago del IBI de embajadas o colegios, o grandes palacios.
Ni exigen que lo pague el ejército o las comisarías, las estaciones de RENFE o las cárceles.
No. Nada de nada, pero que lo pague la Iglesia.
SEGUNDA CONSIDERACIÓN
Leo que se pide el pago del IBI por parte de la Iglesia porque en un momento de crisis los ayuntamientos necesitan ese dinero. Pues se me ocurren varias cosas. Pero sólo me voy a detener en una de ellas.
Esta crisis está generando evidentemente una gran pobreza.
¿Qué están haciendo por los pobres las embajadas, los propietarios de los grandes palacios, las mezquitas…?
¿Qué están haciendo por ellos los ayuntamientos?
Porque a Caritas llegan cada día personas enviadas por sus ayuntamientos para que les echemos una mano, ya que ellos andan justos de presupuesto.
No los envían a los sindicatos ni a los partidos, a las mezquitas o sinagogas, embajadas o legaciones diplomáticas.
No. Los envían a las parroquias.
En esta parroquia de un servidor llevamos atendidas más de 250 personas sin trabajo, de las que ya han conseguido empleo más de ochenta.
Ayudamos con alimentos a treinta familias a las que se llena el carro de la compra dos veces al mes. Y no es nada. Compañeros tengo que atienden a ciento cincuenta familias.
Pues ya ven la solución. Que el IBI lo pague la Iglesia para ayudar a salir de la crisis. Justo a la institución que más está haciendo por sacar adelante a esa gente, justo a esa, que le suban los impuestos.
Y los partidos y sindicatos, tan solidarios ellos, ¿no van a renunciar a alguno de sus privilegios? ¿Nadie va a pedir que paguen el IBI las embajadas de USA, Rusia, Cuba o China? ¿Nadie exigirá impuestos a las mezquitas? ¿Y a Renfe? ¿Y a la duquesa de Alba?
Pues no, que pague la Iglesia.
Y mientras, los ayuntamientos enviándonos pobres porque ellos no tienen presupuesto.
Ayer nos llegaron otras dos familias derivadas desde la junta municipal.
Resulta divertido: Iglesia, que paguen ustedes el IBI, que hay que salir de la crisis, y de paso que me atiendan a estas familias, que me he quedado sin presupuesto.
domingo, noviembre 13, 2011
LOS CIMIENTOS DE RUBALCABA
• Defensa de la sanidad pública, garantía de una asistencia universal; de la educación pública frente la privada que pospone a los inmigrantes; y de unos convenios colectivos que protegen a los trabajadores de empresas pequeñas, más vulnerables a posibles abusos.
• Defensa de una serie de derechos: matrimonio de homosexuales, aborto, etcétera, presentados como conquistas frente a sus opositores, calificados como “intervencionistas en el ámbito privado”.
• Confianza en las leyes como instrumento de corrección de desigualdades, tales como la de las mujeres en la conciliación de la vida familiar con la profesional.
• Apuesta por una sociedad del conocimiento como motor de la economía frente a la especulación inmobiliaria.
La inclusión del derecho al aborto como elemento del edificio político diseñado por Rubalcaba produce una serie de problemas estructurales:
• Una política de aspecto solidario, que afirma inclinarse ante el menos fuerte –trabajador, inmigrante, pensionista, desempleado-, si lesiona el derecho humano a la vida, desprotegiendo al ser humano más débil, en gestación, no es consistente.
• Un político que desatiende a quien no puede votarle –el nasciturus precisa de 18 años, más de cuatro legislaturas para ejercer su derecho al voto-, pierde credibilidad democrática; la democracia pasa de ser “gobierno del pueblo” a “gobierno del votante”.
• Es más intervencionista abrir un útero y succionar al ser humano que anida y crece en él que su contrario.
• Una legislación proteccionista no se compagina con el restablecimiento del derecho primitivo romano del pater familias sobre la vida y muerte de los suyos, milenario receso en la protección de la persona frente a los posibles abusos familiares, sociales y estatales. Ley –lego, leer, elección, logos, palabra, lógico…- significa expresión racional. El aborto es razón de la fuerza frente a fuerza de la razón, voluntad de poder frente a voluntad de conocer y asumir lo conocido. “Ley del aborto” es contradicción en los términos.
• La apuesta por lo público frente a un presunto insaciable afán de lucro privado, -para el marxismo el pecado original es la propiedad privada- no es coherente cuando los nacimientos se privatizan y el Estado se lava las manos.
• Apostar la sociedad del conocimiento creando un derecho sustentado en ideas medievales sobre el proceso de gestación humana –embrión como gelatina informe, ser de naturaleza indeterminada, etcétera-, no es congruente; el microscopio invalida esas especulaciones preexperimentales.
• Defender la ley como instrumento de igualación y promover el aborto es discordante, ya que este cercena la igualdad más básica, la del nacimiento.
martes, septiembre 06, 2011
sábado, diciembre 18, 2010
El alumno vale tanto como el maestro
De esos que el pensamiento único es el del que lo sabe todo y que condena la política mientras la practica.
Desde hoy no permitiremos mercantilizar un mundo en el que no quede lugar para la cultura: Desde 1968 no se podía hablar de moral. Nos impusieron el relativismo
La idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes. Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente.
Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado, que no había nada sagrado, nada admirable. El slogan era VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAS.
Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo.
Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor.
Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Hay que rehabilitar la cultura del trabajo.
Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: Se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: Los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente. Defienden los servicios públicos pero jamás usan transporte colectivo.
Aman mucho a la escuela pública pero mandan a sus hijos a colegios privados.
Adoran la periferia pero jamás viven en ella.
Firman peticiones cuando se expulsa a algún ocupa, pero no aceptan que se instalen en su casa.
Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la republica.
Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos.
Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores.
Nicolás Sarkozy
lunes, noviembre 01, 2010
viernes, octubre 29, 2010
viernes, octubre 22, 2010
Iconografía y pederastia
Se ataca a la Iglesia porque en ella la pederastia es especialmente antiestética. Porque genera una paradoja: "Gran protectora y mecenas de la imagen durante siglos - se piensa, se dice-ataca la imagen más frágil, menos adulta y culpable, el niño". Luego, se capitaliza mediáticamente y se aplica el principio de simplificación y del enemigo único. Se adopta una única idea, un único símbolo; se individualiza al adversario. Terrible, y al tiempo inevitable, en la sociedad de capitalismo neoilustrado. Pero es un problema de manipulación estética. Primero, porque se hace pasar a la Iglesia por un bloque culpable. Se fabrica un icono, una imagen de alta eficacia estética y, sin distinguir justos de pecadores, se agita ante la muchedumbre, ávida de nuevas iconografías. Segundo, porque se representa al niño apelando a un segundo icono fantasmagórico y surreal, pero mediáticamente infalible: la víctima que alimenta la maquinaria de las pinturas negras. En la sociedad del anonimato, la figura del chivo expiatorio es siempre necesaria. Alguien tiene que caer; y cae siempre el más frágil. Y tercero: hay manipulación estética en la crisis de la pederastia porque se activa el mecanismo destructor de la sospecha: ¿quién ha sido...? ...
A. PUIGARNAU, profesor de Estética y Teoría de las Artes, Universitat Internacional de Catalunya
jueves, octubre 14, 2010
VARÓN Y MUJER: ¿NATURALEZA O CULTURA?
Jutta Burggraf
Si damos una mirada a los últimos siglos de nuestra historia, comprobamos que el movimiento feminista ha cambiado profundamente nuestra convivencia, tanto en la familia como en la sociedad. Estos cambios parecían, al principio, justos y necesarios; más tarde, se los ha caracterizado –con creciente preocupación– como dañinos y exagerados; y, en la actualidad, son (y quieren ser) plenamente destructivos. Para ilustrar esta afirmación, describiré brevemente las tres grandes etapas, en las que se desarrolla el proceso de “liberación” de la mujer. Estas tres etapas muestran un cierto desarrollo cronológico de ideas y hechos, en Occidente. Sin embargo, no están estrictamente separadas en la realidad, sino que se encuentran intercaladas y mezcladas en muchos países. Vivimos en sociedades multiculturales, en las que se pueden observar simultáneamente los fenómenos más contradictorios.
I. Tres etapas de la “emancipación femenina”
Nuestro recorrido comienza hacia finales del siglo XVIII y nos lleva hasta la actualidad. No vamos a detenernos en todos los detalles de este largo camino, sino que nos concentraremos en los acontecimientos más representativos de cada etapa.
1. Los movimientos en favor de los derechos de la mujer.
Al irrumpir la Revolución Francesa, algunas mujeres “inteligentes” se dieron cuenta de que los derechos humanos tan ensalzados beneficiaban tan sólo a los varones. Por tal razón, Olympe Marie de Gouges redactó, en septiembre de 1791, la famosa “Declaración de los derechos de la mujer”, entregada a la Asamblea Nacional para su aprobación. Detrás de ella, había un gran número de mujeres organizadas en asociaciones femeninas. Se definían a sí mismas como seres humanos y ciudadanas, y proclamaban sus reivindicaciones políticas y económicas.
Es interesante, por ejemplo, el artículo VII de esta declaración: “Para las mujeres no existe ningún régimen especial: se les puede acusar y meter en prisión, si así lo prevé la ley. Las mujeres están sometidas de la misma manera que los varones a las idénticas leyes penales.” El artículo X es aún más preciso: “La mujer tiene el derecho a subir al patíbulo.”1 Las mujeres no querían seguir sin voz ni voto, preferían que se les castigara e incluso padecer la muerte, antes de ser consideradas como niñas sin responsabilidad.
Desgraciadamente, Olympe de Gouges fue degollada, y junto con ella otras muchas mujeres famosas. A las sobrevivientes se les prohibió reunirse bajo pena de cárcel, y sus asociaciones fueron disueltas a la fuerza. Su misión, por lo pronto, parecía haber fracasado.
Pero las mujeres no se resignaron. En Inglaterra fundaron el llamado “movimiento contra la esclavitud”. Partían de la base de que también se les tenía que conceder los derechos de
1 Olympe Marie de GOUGES, Declaración de los derechos de la mujer, en Hannelore SCHRÖDER (ed.), Die Frau ist frei geboren. Texte zur Frauenemanzipation, I, München 1979, p. 38.
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sufragio y ciudadanía, igual que se había hecho con los antiguos esclavos. Una de las protagonistas exclamó: “Todo el sexo femenino ha sido despojado de su dignidad. Se le pone a una misma altura con las flores cuyo cometido es sólo el de adornar la tierra.”2
En Alemania, la cuestión de la mujer se planteó más bien en el plano educativo. Se reconoció paulatinamente la necesidad de dar formación también a las jóvenes. Pues la educación no sólo es importante para avanzar más tarde en una profesión fuera del hogar, sino también para el pleno despliegue de la propia personalidad. Cuando una persona aprende a reflexionar por sí misma, también logra ser interiormente libre, no depender de la opinión pública, ni de los medios de comunicación; adquiere madurez humana y se encuentra en mejores condiciones de superar sus propios problemas vitales y los variables estados de ánimo.
Hedwig Dohm (1883-1919), una de las representantes más célebres de ese movimiento, se preguntó lo que hubiese sucedido si el escritor Friedrich Schiller hubiese nacido mujer.3 Probablemente, sus talentos no se hubiesen podido desarrollar, o acaso sólo después de grandes esfuerzos. Hedwig Dohm considera el interrogante acerca de si las mujeres deben, pueden o han de estudiar tan superficial como si se preguntase si está permitido al hombre desarrollar sus facultades, o si debe usar sus piernas para caminar.4
No vamos a referirnos todas las luchas feministas con sus logros y recaídas. A partir de principios del siglo XX las mujeres consiguieron, por fin, ser admitidas, de modo oficial, en la enseñanza superior y en las universidades, y alcanzaron la igualdad política –al menos según la ley5– en todos los países del continente europeo.6 Con ello, los movimientos en favor de los derechos de la mujer habían conseguido en Occidente sus metas primordiales, y se observa, a continuación, un cierto “período de calma”.7
2. El feminismo radical
A partir de la mitad del mismo siglo XX, una parte de las feministas ya no aspiraban simplemente a una equiparación de derechos jurídicos y sociales entre el varón y la mujer, sino a una igualdad funcional de los sexos. Comenzaron a exigir la eliminación del tradicional reparto de papeles entre varón y mujer –que les parecía arbitrario–, y a rechazar la maternidad, el matrimonio y la familia. Se basan fuertemente en la filósofa existencialista Simone de Beauvoir (1908 - 1986), cuya voluminosa obra “Le Deuxième Sexe” (1949) fue un éxito mundial. Beauvoir previene contra la “trampa de la maternidad”, que sería utilizada en forma egoísta por
2 Cf. Mary WOLLSTONECRAFT, A Vindication of the Rights of Woman, London 1792.
3 Cf. Hedwig DOHM, en Hannelore SCHRÖDER (ed.), Die Frau ist frei geboren, cit., p. 42.
4 Ibid., p. 60.
5 La subordinación de la mujer atenta contra el principio de igualdad entre los sexos y contra los derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal de la Organización de Naciones Unidas de 1948 y en otros muchos documentos de la ONU.
6 Las mujeres obtienen el derecho al voto en Inglaterra y Alemania (ambas en 1918), en Suecia (1919), Estados Unidos (1920), Polonia (1923) y otros países. Lo obtuvieron más tarde en España (1931), Francia e Italia (ambas en 1945), Canadá (1948), Japón (1950) y México (1953) y, finalmente, también en Suiza (1971).
7 No se puede negar que todavía hay cierta discriminación de la mujer en la práctica social. Cf. los estudios de María ELÓSEGUI: “Existe todavía discriminación directa, indirecta y oculta en el ámbito laboral, en el de la seguridad social, en el derecho financiero etc.” Los derechos reproductivos. Un nuevo concepto jurídico procedente del mundo legal anglosajón, en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado 16 (2000), p.689.
3
los varones para privar a sus esposas de su independencia.8 En consecuencia, una mujer moderna debería liberarse de las “ataduras de su naturaleza” y de las funciones maternales. Se recomiendan, por ejemplo, relaciones lesbianas,9 la práctica del aborto10 y el traspaso de la educación de los hijos a la sociedad.11 Shulamith Firestone exige en su obra “The Dialectic Sex” la liberación de la mujer de la “tiranía de la procreación” a cualquier precio, y resume el sentir general de sus compañeras: “Quiero decirlo con toda claridad: El embarazo es una atrocidad.”12
En las décadas siguientes, otras feministas descubrieron que el deseo de “ser como el varón” –aparte de manifestar un cierto complejo de inferioridad– lleva, con frecuencia, a tensiones y frustraciones. Ensalzaron, por tanto, el otro extremo: para llegar a la plena realización, la mujer no tiene que comportarse como el varón, sino que ha de ser completamente femenina, “plenamente mujer”. En adelante, ya no se veía en la equiparación de la mujer con la naturaleza, con el cuerpo, con la emoción y la sensualidad un prejuicio masculino condenable. Al contrario, todo lo emocional, vital y sensual fue estimado como una esperanza para un futuro mejor. Se celebró la “nueva feminidad” y la “nueva maternidad” como funciones meramente biológicas. Y se sostuvo que las mujeres deberían liberar la tierra, y lo harán, porque viven en mayor armonía con la naturaleza.
Se puede ver en este fenómeno una reacción a los esfuerzos extraordinarios, que ha exigido una emancipación concebida únicamente como un amoldarse a valores considerados como masculinos. Después de que la racionalidad y el ansia de poder “masculinos” han llevado a la humanidad al borde del abismo ecológico y al peligro de una destrucción nuclear –así se dice–, ha llegado el tiempo de la mujer. La salvación sólo puede esperarse de lo ilógico y de lo emocional, de lo suave y lo tierno, tal y como lo personifica la mujer.13
Es obvio, que estas tesis también impiden a la mujer el pleno desarrollo propio. Aparte de considerarla, otra vez, como carente de inteligencia, se la idealiza, incluso se la glorifica, como si fuera un animal sano y santo. Se trata de un desprecio grande que se refiere, por una parte, al varón y aquello que se considera como masculino y, por la otra, a la misma mujer “liberada”, todo esto envuelto en un misticismo, que no ayuda a nadie en la vida cotidiana.
3. La ideología de género
Mientras perduran estas discusiones, hemos llegado a una situación completamente nueva. La actual meta ya no consiste únicamente en emanciparse del predominio masculino, ni tampoco se expresa solamente en liberarse de las funciones concretas femeninas y maternales, que se ha querido conseguir –como hemos visto– a través de dos vías contrarias: reprimiéndolas o exagerándolas hasta llegar a pretensiones irreales.
Hoy se intenta realizar un paso todavía mucho más radical: se pretende eliminar la misma naturaleza, cambiar el propio cuerpo, llamado cyborg: el neologismo se forma a partir de las
8 Simone de BEAUVOIR, Alles in allem, Reinbek 1974, p. 450
9 Cf. IDEM, Das andere Geschlecht, Hamburg 1951, pp.409ss. (Original francés Le Deuxième Sexe, Paris 1949.)
10 Cf. ibid., p. 504: “No hay cosa más absurda que las razones aducidas contra una legalización del aborto”.
11 Cf. ibid., p. 697.
12 Shulamith FIRESTONE, The Dialectic Sex, 1970.
13 Cf. Vandana SHIVA (1988), Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo, trad. Instituto del Tercer Mundo de Montevideo (Uruguay), Madrid, 1995.
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palabras inglesas cyber(netics) organism (organismo cibernético), y se utiliza para designar un individuo medio orgánico y medio mecánico, generalmente con el afán de mejorar –a través de modernas tecnologías– las capacidades de su organismo.14 Es evidente que, de este modo, el “feminismo” (en sentido propio) está llegando a su fin, porque la liberación deseada comprende indiscriminadamente tanto a mujeres como a varones. Mientras muchas mujeres pretenden nuevamente deshacerse –con más ímpetu que nunca– del matrimonio y de la maternidad,15 los medios de comunicación nos cuentan los sueños fantásticos de unos varones, que quieren disponerse a intervenciones quirúrgicas (implantarse un útero, etc.) para poder hacer la experiencia de dar a luz.
En consecuencia, algunos prefieren hablar de género (gender) en vez de sexo. No se trata sólo de un cambio de palabras. Detrás de esta modificación terminológica está la ideología posfeminista de gender que se divulga a partir de la década del sesenta del siglo pasado. Según esta ideología, la masculinidad y la feminidad no estarían determinadas fundamentalmente por la biología, sino más bien por la cultura. Mientras el término sexo hace referencia a la naturaleza e implica dos posibilidades (varón y mujer), el término género proviene del campo de la lingüística donde se aprecian tres variaciones: masculino, femenino y neutro. Por lo tanto, las diferencias entre el varón y la mujer no corresponderían a una naturaleza “dada”, sino que serían meras construcciones culturales “hechas” según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asignan a los sexos (“roles socialmente construidos”).
Estas mismas ideas se encuentran resumidas en la llamada “Teoría Queer”, que destacadas feministas norteamericanas –como Judith Butler16, Jane Flax17 o Donna Hareway18– difunden con éxito por todo el mundo. El nombre de la teoría proviene del adjetivo inglés queer (= raro, anómalo), que fue utilizado durante algún tiempo como eufemismo para nombrar a las personas homosexuales. La “Teoría Queer” rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales como “varón” o “mujer”, “heterosexual” o “homosexual”, y sostiene que todas las llamadas “identidades sociales” (no sexuales) sean igualmente anómalas.
14 Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline acuñaron el término cyborg en 1960 para expresar una relación íntima entre los humanos y las máquinas. Se refirieron, en concreto, a un ser humano artificialmente mejorado, que podría sobrevivir fuera de nuestro planeta. De acuerdo con algunas definiciones actuales del término, la dependencia que tenemos de la técnica ya ha comenzado a convertirnos en cyborgs. Una persona, por ejemplo, a la que se haya implantado un marcapasos, podría considerarse un cyborg, porque sería incapaz de vivir sin esta ayuda mecánica.
15 Algunos partidarios del feminismo de género proponen: “In order to be effective in the long run, family planning programmes should not only focus on attempting to reduce fertility within existing gender roles, but rather on changing gender roles in order to reduce fertility.” (“Para ser efectivos a largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad.”) La cita se encuentra en Gender Perspective in Family Planning Programs, preparado por la DIVISION FOR THE ADVANCEMENT OF WOMEN FOR THE EXPERT GROUP MEETING ON FAMILY PLANNING, HEALTH AND FAMILY WELL-BEING, Bangalore (India), 26-30 de octubre de 1992; y organizado en colaboración con el UNITED NATIONS POPULATIONS FUND (UNFPA).
16 Cf. Judith BUTLER: “Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras. En consecuencia, varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como un femenino.” Gender Trouble. Feminism and the Subversion of Identity, New York-London 1990, p.6. Aunque este trabajo esté criticado, en algunos círculos extremistas todavía más radicales, por no separarse del todo de la dimensión biológica, puede considerarse como una de las obras claves que presentan la ideología de gender.
17 Cf. Jane FLAX, Thinking Fragments. Psychoanalysis, Feminism and Postmodernism in the Contemporary West, Berkeley 1990, pp.32ss.
18 Cf. Donna HAREWAY, Un Manifiesto Cyborg: Ciencia, Tecnología, y Socialismo-Feminista en el Siglo Veinte Tardío, 1985; Primate Visions: Gender, Race and Nature in the Word of Modern Science, 1989; Simians, Cyborgs, and Women: The Reinvention of Nature, 1991.
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Algunos apoyan la existencia de cuatro, cinco o seis géneros según diversas consideraciones: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado. De este modo, la masculinidad y la feminidad –a nivel físico y psíquico– no aparecen en modo alguno como los únicos derivados naturales de la dicotomía sexual biológica. Cualquier actividad sexual resultaría justificable. La “heterosexualidad”, lejos de ser “obligatoria”, no significaría más que uno de los casos posibles de práctica sexual. Ni siquiera tendría porqué ser preferido para la procreación. Y como la identidad genérica (el gender) podría adaptarse indefinidamente a nuevos y diferentes propósitos, correspondería a cada individuo elegir libremente el tipo de género al que le gustaría pertenecer, en las diversas situaciones y etapas de su vida.
Para llegar a una aceptación universal de estas ideas, los promotores del feminismo radical de género intentan conseguir un gradual cambio en la cultura, la llamada “de-construcción” de la sociedad, empezando con la familia y la educación de los hijos.19 Utilizan un lenguaje ambiguo que hace parecer razonables los nuevos presupuestos éticos. La meta consiste en “re-construir” un mundo nuevo y arbitrario que incluye, junto al masculino y al femenino, también otros géneros en el modo de configurar la vida humana y las relaciones interpersonales.
Tales pretensiones han encontrado un ambiente favorable en la antropología individualista del neoliberalismo radical. Se apoyan, por un lado, en diversas teorías marxistas y estructuralistas,20 y por el otro, en los postulados de algunos representantes de la “revolución sexual”, como Wilhelm Reich (1897-1957) y Herbert Marcuse (1898-1979) que invitaban a experimentar todo tipo de situaciones sexuales. También Virginia Woolf (1882-1941), con su obra “Orlando” (1928), puede considerarse un precedente influyente: el protagonista de aquella novela es un joven caballero del siglo XVI, que vive, cambiando de sexo, múltiples aventuras amorosas durante varios cientos de años.
Más directamente aún, se ve el influjo de la ya mencionada francesa Simone de Beauvoir que –sin poder ser plenamente consciente del alcance de sus palabras– anunció ya en 1949 su conocido aforismo: “¡No naces mujer, te hacen mujer!,” 21 más tarde completado por la lógica conclusión: “¡No se nace varón, te hacen varón! Tampoco la condición de varón es una realidad dada desde un principio.”22 Como los protagonistas de la ideología de género sabían estimular convenientemente el morbo del gran público, no es sorprendente que los medios de comunicación pronto comenzaran a informar –con abundantes detalles– sobre los acontecimientos más curiosos. Así, por ejemplo, podíamos enterarnos de que Roberta Close, elegida como “la mujer más guapa de nuestro planeta” en los años ochenta del siglo pasado, ha nacido como Luis Roberto Gambino Moreira, en Brasil.23 Y prácticamente en todo el mundo se conoce el rostro transexual y sintético, que ha conseguido tener el popstar Michael Jackson a través de múltiples intervenciones quirúrgicas. ¡“My body is my art”! (“Mi cuerpo es mi arte”),
19 El feminismo de género ha encontrado favorable acogida en un buen número de importantes instituciones internacionales, entre las que se encuentran algunos organismos de la Organización de las Naciones Unidas. Asimismo, en algunas Universidades se pretende elevar los “Gender Studies” a un nuevo rango científico.
20 Fue Friedrich ENGELS quien sentó las bases de unión entre el marxismo y el feminismo. Cf. su obra The Origin of the Family, Property and the State, New York 1972.
21 Simone de BEAUVOIR, Das andere Geschlecht, cit., p.285.
22 IDEM, Alles in allem, cit., p.455. Los estudios socioculturales de Margaret Mead (1901-1978) también pueden incluirse en este proceso histórico, aunque la validez científica de sus aportaciones fue cuestionada por otros investigadores. Cf. Margaret MEAD, Male and Female. A Study of the Sexes in a Changing Word, New York 1949. Gloria SOLÉ ROMEO, Historia del feminismo. Siglos XIX y XX, Pamplona 1995, pp.50-53.
23 Cf. el reportaje Das schönste Photomodell wird endlich eine Frau en Neue Zürcher Zeitung (17-III-1997), p.28.
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es una de las tesis que utilizan los propagandistas de la ideología de género, considerando al cuerpo como lugar de libre experimentación.
II. Una reflexión crítica sobre la ideología de género
¿Qué pensar sobre estas teorías, cuyas consecuencias se pueden apreciar claramente en múltiples ámbitos de nuestra existencia, por ejemplo, en la política y en la medicina, en la psicología y, de modo especialmente destructivo, en la educación? ¿Puede aceptarse que no exista ninguna naturaleza “dada”, que todo sea expresión de nuestra libre voluntad, y que incluso la biología no sea más que cultura?
Con un mínimo de experiencia y de sentido común, es fácil detectar que esta ideología no puede ser un camino hacia la felicidad. En efecto, reactiva –sin decirlo y, quizás, incluso sin quererlo– la vieja equivocación del maniqueísmo, porque se muestra hostil al cuerpo al que manipula profunda y arbitrariamente. Es evidente que no todo es naturaleza, ni todo es cultura. Pero si el hombre no acepta su corporeidad –con todo lo que implica–, entonces no se acepta a sí mismo y terminará en un desequilibrio emocional, psíquico y espiritual, como veremos a continuación.
1. La necesidad de aceptar la propia corporeidad
Hace algún tiempo, la prensa internacional recordó un terrible experimento médico de los años setenta, que ha fracasado completamente. En aquel entonces, el psiquíatra americano John Money pretendió demostrar la teoría de que el sexo depende más que nada de la forma en que una persona es educada.24 Sus “conejillos” fueron los gemelos Bruce y Brian Reimer. Como Bruce había tenido un accidente después de nacer, el doctor Money aprovechó la ocasión para transformar su cuerpo –a través de una cirugía plástica– en un cuerpo aparentemente femenino. A la vez dijo a los padres que debían criar al bebé como si fuera una nena y mantener todo el episodio en estricto secreto. Bruce pasó a ser Brenda; su hermano Brian sirvió de sujeto control.
Aunque los padres siguieron las instrucciones del médico al pie de la letra, las cosas no marchaban como estaba previsto: a Brenda no le gustaban los vestidos, no era bien aceptada en la escuela, y pronto manifestó “tendencias lesbianas”, a pesar de las hormonas que le obligaron tomar. Cuando tuvo trece años, su padre no vio más remedio que confesarle lo que había ocurrido. Entonces, Brenda decidió someterse a otro proceso quirúrgico y vivir como chico. Se llamó David en adelante; recordó las frecuentes sesiones terapéuticas con Money durante toda su vida como una tortura, que le habían provocado heridas profundas y siempre abiertas. En 2004, se suicidó.25
Se trata de un ejemplo emblemático: la naturaleza reclama sus derechos. En cierto sentido, el hombre es verdaderamente su cuerpo. No se reduce a poseerlo o habitarlo. Existe en el mundo
24 John Money (1921-2006) fue experto en sexología en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU) y uno de los precedentes más influyentes de la teoría de género.
25 Cf. Volker ZASTROW, Der kleine Unterschied, en Frankfurter Allgemeine Zeitung, nº 208 (7-IX-2006), p.8.
7
no solamente “a través de su cuerpo” (Merleau-Ponty), sino “siendo su cuerpo” (Congar). Por su constitución intrínseca, es su cuerpo y, a la vez, lo sobrepasa.
En la persona humana, el sexo y el género –el fundamento biológico y la expresión cultural–, ciertamente, no son idénticos, pero tampoco son completamente independientes. Para llegar a establecer una relación correcta entre ambos, conviene considerar previamente el proceso en el que se forma la identidad como varón o mujer. Los especialistas señalan tres aspectos de este proceso que, en el caso normal, se entrelazan armónicamente: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo social.26
El sexo biológico describe la corporeidad de una persona. Se suelen distinguir diversos factores. El “sexo genético” (o “cromosómico”) –determinado por los cromosomas XX en la mujer, o XY en el varón– se establece en el momento de la fecundación y se traduce en el “sexo gonadal” que es responsable de la actividad hormonal. El “sexo gonadal”, a su vez, influye sobre el “sexo somático” (o “fenotípico”) que determina la estructura de los órganos reproductores internos y externos. Conviene considerar el hecho de que estas bases biológicas intervienen profundamente en todo el organismo, de modo que, por ejemplo, cada célula de un cuerpo femenino es distinta a cada célula de un cuerpo masculino. La ciencia médica indica incluso diferencias estructurales y funcionales entre un cerebro masculino y otro femenino.27
El sexo psicológico se refiere a las vivencias psíquicas de una persona como varón o como mujer. Consiste, en concreto, en la conciencia de pertenecer a un determinado sexo. Esta conciencia se forma, en un primer momento, alrededor de los 2 o 3 años y suele coincidir con el sexo biológico. Puede estar afectada hondamente por la educación y el ambiente en el que se mueve el niño.
El sexo sociológico (o civil) es el sexo asignado a una persona en el momento del nacimiento. Expresa cómo es percibida por las personas a su alrededor. Señala la actuación específica de un varón o de una mujer. En general, se le entiende como el resultado de procesos histórico-culturales. Se refiere a las funciones y roles (y los estereotipos) que en cada sociedad se asignan a los diversos grupos de personas.
Estos tres aspectos no deben entenderse como aislados unos de otros. Por el contrario, se integran en un proceso más amplio que consiste en la formación de la propia identidad. Una persona adquiere progresivamente, durante la infancia y la adolescencia, la conciencia de ser “ella misma”. Descubre su identidad y, dentro de ella, cada vez más hondamente, la dimensión sexual del propio ser. Adquiere gradualmente una identidad sexual (se da cuenta de los factores biopsíquicos del propio sexo, y de la diferencia respecto al otro sexo) y una identidad genérica (descubre los factores psícosociales y culturales del papel que las mujeres o varones desempeñan
26 El sexo biológico suele denominarse simplemente sex, sexo, mientras que el sexo psicológico y social están unidos en el término gender, género.
27 Cf. Dennis D. KELLY: Sexual Differentiation of the Nervous System, en: Principles of Neural Science, ed. por Eric R. KANDEL, James H. SCHWARTZ, Thomas M. JESSELL, 4. ed. (Ed. Appleton and Lange), Norwalk, Connecticut 2000, pp.1131-1149. P. NOPOULOS, M. FLAUM, D. O’LEARY, N.C. ANDREASEN: Sexual dimorphism in the human brain: evaluation of tissue volume, tissue composition and surface anatomy using magnetic resonance imaging, en: Psychiatry Res (2000/2), pp.1-13. H. DAVIDSON, K.R. CAVE, D. SELLNER: Differences in visual attention and task interference between males and females reflect differences in brain laterality, en: Neuropsychologia (2000/4), pp.508-514. N. SADATO, V. IBANEZ, M.P. DEIBER, M. HALLETT: Gender difference in premotor activity during active tactile discrimination, en: Neuroimage (2000/5), pp.532-540. K. KANSAKU, A. YAMAURA, S. KITAZAWA: Sex differences in lateralization revealed in the posterior language areas, en: Cereb Cortex (2000/9), pp.866-872.
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en la sociedad). En un correcto y armónico proceso de integración, ambas dimensiones se corresponden y complementan.
Considerando sin prejuicios los datos fisiológicos y psíquicos, no es difícil admitir que la naturaleza masculina y la femenina se expresan de manera diferente, aunque no hay ni la más mínima duda en que tanto el varón como la mujer tienen el mismo valor, la misma dignidad, y deberían tener las mismas oportunidades para influir en la sociedad en que viven. Sin embargo, la diferencia originaria entre ellos no es ni irrelevante ni adicional, y tampoco es un mero producto social. No es una condición que igualmente podría faltar, y tampoco es una realidad que se pueda limitar sólo al plano corporal. El varón y la mujer se complementan en su correspondiente y específica naturaleza corporal, psíquica y espiritual. Ambos poseen valiosas cualidades que les son propias, y cada uno es, en su propio ámbito, superior al otro.
2. La importancia de aceptar las diferencias sexuales
Afirmar que los sexos se distinguen, no significa discriminación, sino todo lo contrario. Si exigimos la igualdad como condición previa para la justicia cometemos un grave error. La mujer no es un varón de calidad inferior, las diferencias no expresan minusvalía. Antes bien, debemos conseguir la equivalencia de lo diferente. La capacidad de reconocer diferencias es la regla que indica el grado de inteligencia y de cultura de un ser humano. Según un antiguo proverbio chino, “la sabiduría comienza perdonándole al prójimo el ser diferente.” No es una armonía uniforme, sino una tensión sana entre los respectivos polos, la que hace interesante la vida y la enriquece.
Por supuesto, no existe el varón o la mujer por antonomasia, pero sí se diferencian en la distribución de ciertas facultades. Aunque no se pueda constatar ningún rasgo psicológico o espiritual atribuible a uno solo de los sexos, hay características que se presentan con una frecuencia especial y de manera pronunciada en los varones, y otras en las mujeres. Es una tarea sumamente difícil distinguir en este campo. Quizá nunca será posible decidir con exactitud científica lo que es “típicamente masculino” y aquello que es “típicamente femenino”, pues la naturaleza y la cultura, los dos grandes moldeadores, están entrelazadas desde el principio muy estrechamente. Pero el hecho de que varón y mujer experimenten el mundo de forma diferente, solucionen tareas de manera distinta, sientan, planeen y reaccionen de un modo desigual, es algo que cualquiera puede percibir y reconocer, sin necesidad de ninguna ciencia. En lo que sigue veremos resumidamente algunos datos que suelen lanzarse en los debates pertinentes.28
Con frecuencia se alude a la mayor fuerza física que generalmente tienen los varones, mientras que las mujeres poseen más fuerza espiritual, más resistencia interior. Suelen ser capaces de soportar una mayor carga psíquica que sus maridos y sus compañeros de trabajo, resistir mejor situaciones de estrés y disponer de más flexibilidad para la adaptación a situaciones nuevas.29
Parece, además, bastante evidente que, al menos hasta ahora, los varones parecían ser más agresivos que las mujeres. En cambio, esto no significa para nada que el sexo femenino sólo sea
28 Cf. Marta BRANCATISANO, Approccio all’antropologia della differenza, Roma 2004. S.E. RHOADS, Taking sex differences seriously, San Francisco 2004. Doris BISCHOF-KÖHLER, Von Natur aus anders. Die Psychologie der Geschlechtsunterschiede, Stuttgart 32006.
29 Cf. I. ECUYER-DAB; M. ROBERT, Examining the relationship in western men and women, en Journal of Comparative Psychology, nº 118 (2004), pp.217-231.
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suave y dulce, sino simplemente que los cauces de la agresividad son diferentes. Las mujeres prefieren discutir verbalmente, empleando cotilleos y chismes, mientras que a los varones les asusta menos la agresión física.30
Las mujeres suelen pensar, sentir y planear de una manera más integral que los varones. Por eso se muestran más seguras psíquicamente, más constantes, capaces de apoyar a las personas que les rodean. A menudo salvan a los demás de vivir desintegrados entre el intelecto y las pasiones.31
Finalmente, casi todo el mundo está de acuerdo en que es más fácil adivinar las intenciones de un varón que las de una mujer. Las mujeres tienden a un comportamiento más complicado que puede ser sumamente oscuro. Por eso a veces se ha hablado del “enigma” o del “misterio” que supone la mujer.32
3. El desafío de aceptar los propios talentos
El varón y la mujer no se distinguen por supuesto a nivel de sus cualidades intelectuales o morales, pero sí en un aspecto mucho más fundamental y ontológico: en la posibilidad de ser padre o madre. Es esta indiscutiblemente la última razón de la diferencia entre los sexos. Sin embargo, no podemos reducir la maternidad al terreno fisiológico. Numerosos pensadores, a lo largo de los tiempos, recuerdan la maternidad espiritual, concepto que tiene muy poca o ninguna relación con lo sumamente suave, lo sentimental y delicado que se ensalza en la literatura ecológica.33
La auténtica maternidad espiritual puede indicar proximidad a las personas, realismo, intuición, sensibilidad frente a las necesidades psíquicas de los demás, y también mucha fuerza interior. Indica, expresándonos con cautela, una capacidad especial de la mujer para mostrar el amor de un modo concreto, un talento especial para reconocer y destacar al individuo dentro de la masa.
Pero sabemos muy bien que no todas las mujeres son suaves y abnegadas. No todas ellas muestran su talento hacia la solidaridad. No es raro que, en determinados casos, un varón tenga más sensibilidad para acoger, para atender que la mayoría de las mujeres. Y puede ser más pacífico que su esposa.
En este sentido, conviene recordar que los valores femeninos son valores humanos. Tenemos que distinguir entre “mujer” y los valores que parecen ser más propios a ella, y “varón” y los valores que parecen ser más propios a él. Es decir, cada persona puede y debe desarrollar
30 Cf. J. ARCHER, Sex differences in aggression in real-world settings: a meta-analytic review, en Review of General Psychology, nº 8 (2005/1), pp.291-322. Hoy se puede observar también otra repartición entre los sexos respecto a las posibilidades de ser violentos, diferentes a las de antes. La tendencia feminista actual admite que la mujer pueda tomar la misma iniciativa, y ya hace tiempo que no son una excepción las mujeres violentas. En varios países se fundaron “asociaciones de varones maltratados”.
31 Cf. C. HOPF; M. HARTWIG (eds.), Liebe und Abhängigkeit. Partnerschaftsbeziehungen junger Frauen, Weinheim 2001.
32 Cf. M.L. FISHER, Female intrasexual competition decreases female facial attractiveness, en Science, nº 271 (2004), Suppl. 5, pp.283-285.
33 Cf. Alicia PULEO (ed), Del ecofeminismo clásico al deconstructivo: principales corrientes de un pensamiento poco conocido, en Celia Amorós y Ana de Miguel (eds.), Teoría feminista. De la Ilustración a la globalización, Madrid, 2005, pp.121-152.
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también los llamados talentos del sexo opuesto aunque, de ordinario, le puede costar un poco más. Por ejemplo, una mujer madura y realizada, no sólo es tierna y comprensiva; también es fuerte y valiente. Y un varón maduro no sólo es valiente, también es comprensivo y humilde, acogedor.
Por cierto, donde hay un especial talento femenino debe haber también un correspondiente talento masculino. ¿Cuál es la fuerza específica del varón? Éste tiene por naturaleza una mayor distancia respecto a la vida concreta. Se encuentra siempre “fuera” del proceso de la gestación y del nacimiento, y sólo puede tener parte en ellos a través de su mujer. Precisamente esa mayor distancia le puede facilitar una acción más serena para proteger la vida, y asegurar su futuro. Puede conducirle a ser un verdadero padre, no sólo en la dimensión física, sino también en sentido espiritual; a ser un amigo imperturbable, seguro y de confianza. Pero puede llevarle también, por otro lado, a un cierto desinterés por las cosas concretas y cotidianas, lo que, desgraciadamente, se ha favorecido, en épocas pasadas, por una educación unilateral.
Aparte del sexo existen, sin duda, otros muchos factores responsables de la estructura de nuestra personalidad. Cada uno tiene su propia manera irrepetible de ser varón o mujer. En consecuencia, es una tarea importante descubrir la propia individualidad, con sus posibilidades y sus límites, sus puntos fuertes y débiles. Cada persona tiene una misión original en este mundo.34 Está llamada a hacer algo grande de su vida, y sólo lo conseguirá si cumple una tarea previa: vivir en paz con la propia naturaleza.
Jutta Burggraf
34 Cf. Jutta BURGGRAF, Libertad vivida: con la fuerza de la fe, Madrid 22006.
lunes, septiembre 20, 2010
“¿Qué puede decir coloquialmente un Papa a jóvenes estudiantes…?”
Quiero manifestaros ante todo mi alegría por estar con vosotros hoy aquí. Os saludo con cariño a todos los que habéis venido a la Universidad de Saint Mary desde las diversas escuelas y facultades católicas de todo el Reino Unido, y a los que seguís este encuentro a través de la televisión o internet. Agradezco al Obispo McMahon su amable bienvenida.
Doy las gracias también al coro y a la orquesta por la preciosa música que ha dado comienzo a nuestra celebración, e igualmente deseo expresar mi gratitud a la Señorita Bellot y Elaine por las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos los jóvenes aquí presentes. Con vistas a los próximos Juegos Olímpicos en Londres, me ha sido grato inaugurar esta fundación deportiva, llamada así en honor del Papa Juan Pablo II, y rezo para que cuantos vengan aquí den gloria a Dios con sus actividades deportivas y disfruten ellos mismos y los demás.
No es frecuente que un Papa u otra persona tenga la posibilidad de hablar a la vez a los alumnos de todas las escuelas católicas de Inglaterra, Gales y Escocia. Y como tengo esta oportunidad, hay algo que deseo enormemente deciros. Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI. Lo que Dios desea más de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad.
Quizás alguno de vosotros nunca antes pensó esto. Quizás, alguno opina que la santidad no es para él. Dejad que me explique. Cuando somos jóvenes, solemos pensar en personas a las que respetamos, admiramos y como las que nos gustaría ser. Puede que sea alguien que encontramos en nuestra vida diaria y a quien tenemos una gran estima. O puede que sea alguien famoso. Vivimos en una cultura de la fama, y a menudo se alienta a los jóvenes a modelarse según las figuras del mundo del deporte o del entretenimiento. Os pregunto: ¿Cuáles son las cualidades que veis en otros y que más os gustarían para vosotros? ¿Qué tipo de persona os gustaría ser de verdad?
Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila. Os pido que no persigáis una meta limitada y que ignoréis las demás. Tener dinero posibilita ser generoso y hacer el bien en el mundo, pero, por sí mismo, no es suficiente para haceros felices. Estar altamente cualificado en determinada actividad o profesión es bueno, pero esto no os llenará de satisfacción a menos que aspiremos a algo más grande aún. Llegar a la fama, no nos hace felices. La felicidad es algo que todos quieren, pero una de las mayores tragedias de este mundo es que muchísima gente jamás la encuentra, porque la busca en los lugares equivocados. La clave para esto es muy sencilla: la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios, no en el dinero, la carrera, el éxito mundano o en nuestras relaciones personales, sino en Dios. Sólo él puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón.
Dios no solamente nos ama con una profundidad e intensidad que difícilmente podremos llegar a comprender, sino que, además, nos invita a responder a su amor. Todos sabéis lo que sucede cuando encontráis a alguien interesante y atractivo, y queréis ser amigo suyo. Siempre esperáis resultar interesantes y atractivos, y que deseen ser vuestros amigos. Dios quiere vuestra amistad. Y cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. A medida que lo vais conociendo mejor, percibís el deseo de reflejar algo de su infinita bondad en vuestra propia vida. Os atrae la práctica de las virtudes. Comenzáis a ver la avaricia y el egoísmo y tantos otros pecados como lo que realmente son, tendencias destructivas y peligrosas que causan profundo sufrimiento y un gran daño, y deseáis evitar caer en esas trampas. Empezáis a sentir compasión por la gente con dificultades y ansiáis hacer algo por ayudarles. Queréis prestar ayuda a los pobres y hambrientos, consolar a los tristes, deseáis ser amables y generosos. Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad.
En vuestras escuelas católicas, hay cada vez más iniciativas, además de las materias concretas que estudiáis y de las diferentes habilidades que aprendéis. Todo el trabajo que realizáis se sitúa en un contexto de crecimiento en la amistad con Dios y todo ello debe surgir de esta amistad. Aprendéis a ser no sólo buenos estudiantes, sino buenos ciudadanos, buenas personas. A medida que avanzáis en los diferentes cursos escolares, debéis ir tomando decisiones sobre las materias que vais a estudiar, comenzando a especializaros de cara a lo que más tarde vais a hacer en la vida. Esto es justo y conveniente.
Pero recordad siempre que cuando estudiáis una materia, es parte de un horizonte mayor. No os contentéis con ser mediocres. El mundo necesita buenos científicos, pero una perspectiva científica se vuelve peligrosa si ignora la dimensión religiosa y ética de la vida, de la misma manera que la religión se convierte en limitada si rechaza la legítima contribución de la ciencia en nuestra comprensión del mundo. Necesitamos buenos historiadores, filósofos y economistas, pero si su aportación a la vida humana, dentro de su ámbito particular, se enfoca de manera demasiado reducida, pueden llevarnos por mal camino.
Una buena escuela educa integralmente a la persona en su totalidad. Y una buena escuela católica, además de este aspecto, debería ayudar a todos sus alumnos a ser santos. Sé que hay muchos no-católicos estudiando en las escuelas católicas de Gran Bretaña, y deseo incluiros a todos vosotros en mi mensaje de hoy. Rezo para que también vosotros os sintáis movidos a la práctica de la virtud y crezcáis en el conocimiento y en la amistad con Dios junto a vuestros compañeros católicos. Sois para ellos un signo que les recuerda ese horizonte mayor, que está fuera de la escuela, y de hecho, es bueno que el respeto y la amistad entre miembros de diversas tradiciones religiosas forme parte de las virtudes que se aprenden en una escuela católica. Igualmente, confío en que queráis compartir con otros los valores e ideas aprendidos gracias a la educación cristiana que habéis recibido.
Queridos amigos, os agradezco vuestra atención; os prometo que rezaré por vosotros, y os pido que recéis por mí. Espero veros a muchos de vosotros el próximo agosto, en la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid. Mientras tanto, que Dios os bendiga.
martes, julio 27, 2010
El secreto del profesor Ratzinger
sábado, julio 03, 2010
Tomás Moro y la Eutanasia
Moro era un maestro de la ironía y de la sátira cuyo sentido del humor casi nunca le abandonaba.
Es harto sabida la continua manipulación que el D.M.D. (Asociación pro Derecho a Morir Dignamente) hace del pensamiento de Santo Tomás Moro, con relación a la eutanasia, en su obra Utopía.
Se hace, pues, necesario aclarar algunos aspectos interesantes y que estas personas parecen olvidar sistemáticamente, ya que así responden mejor a sus propios intereses.
En el siglo XVI el término "utopía" ya había pasado a ser de uso común significando «repúblicas imaginarias que nunca existieron ni existirán, visiones vanas, fantasías de filósofos que entretienen el tiempo y ejercitan su agudeza» ("De República Anglorum", Thomas Smith, 1583)
Durante más de cuatro siglos, la Utopía de Santo Tomás Moro ha ejercido diversas influencias sobre numerosos conceptos de la naturaleza de la sociedad: su organización, su ética de conducta y sobre el alcance que tiene el valor de la persona humana.
Se la ha tenido, equivocadamente, como precursora de las doctrinas socialistas, hasta el punto de creer ver en ella un apoyo definitivo al comunismo materialista. Otros la han considerado una clara inspiradora en sus esfuerzos de reforma social y también hay quien la ha rechazado categóricamente y tenido por un ideal impracticable y fantástico.
Sobre la Utopía, escrita originariamente en latín, porque éste era el idioma común de los estudiosos europeos que constituían el público de Moro, se ha dicho mucho y variado (es interesante y recomendable la obra "Introduction to Utopia", de H. W. Donner, London 1945) y a menudo se ignoran algunas consideraciones que todo lector debería tener muy presentes si quiere llegar a comprender la obra, de la manera como Tomás Moro y sus amigos quisieron, es decir, de la forma como una mente del siglo XX pueda penetrar en el mundo del XVI.
Ciertamente hay algunos rasgos que son tan sorprendentes que requieren estos comentarios. Como cuando habla, pongamos el caso, del matrimonio de los sacerdotes, el divorcio por intolerable ofensividad de carácter, la incitación al asesinato de un monarca enemigo y la eutanasia de los ancianos y enfermos ("Utopía", Libro II, capítulo g, puntos 11 a 18), aspecto éste que nos ocupa ahora.
La primera consideración es que Utopía es un diálogo y que a veces es tan difícil discernir lo que Moro sostenía como lo que no compartía en absoluto.
La segunda consideración es que Utopía no es una nación cristiana sino un estado colectivista; un estado inhumano gobernado por la mera razón humana.
La tercera consideración es que Moro era un maestro de la ironía y de la sátira cuyo sentido del humor casi nunca le abandonaba; el significado superficial a menudo no se corresponde con la totalidad de su pensamiento.
La cuarta es que el vocablo "Utopía", originaria y etimológicamente, significa «En ningún lugar». Con los años, la palabra se ha hecho sinónimo de Estado ideal, y hay quien se inclina, equivocadamente, a pensar que todo el contenido constituye el ideal de perfección de Moro, y que, consecuentemente, no puede ser criticado. No era éste su propósito.
Al final de la obra, Tomás Moro, escribe en nombre propio y así se manifiesta: "Muchas de las cosas que vinieron a mi mente sobre los hábitos y leyes de estas gentes me parecieron bastante absurdas". Y también: "Aunque él (Hythlodaye; protagonista de Utopía) sea un hombre de unos estudios indiscutibles, sin embargo no puedo concordar con todo lo que él afirmó"
Moro siguió la idea hasta donde pudo, y nos mostró las nefastas consecuencias de una razón divorciada del sentimiento y de la revelación.
JoséLuis Bello
P.D. Tomás Moro murió martir de la Fe en 1535. Cononizado en 1935.- Fiesta el 22 de junio.*
jueves, mayo 20, 2010
jueves, mayo 13, 2010
La legge del Corano non impone il velo di Khaled Fouad Allam

Storicamente, lo hijab non ha mai rappresentato un dogma nell'islam, un'obbligazione giuridica o un simbolo religioso, anche se oggi lo si vuol far passare come tale.
I giuristi dell'islam classico - quelli all'origine della formulazione del diritto musulmano per le quattro grandi scuole giuridiche dell'islam - non hanno mai teorizzato sul velo. Il celebre giurista Qayrawin, morto nel 996, fondatore dell'università teologica di Fez in Marocco, parla del velo soltanto in riferimento alla preghiera rituale, quando le donne si recano in moschea per la preghiera del venerdì: e la parola che usa è khimar, un velo che copre la donna dalla testa ai piedi. Egli non usa mai la parola hijab; lo stesso avviene per gli altri autori di quel periodo.
Tutto ciò ha una ragione. Nel periodo dell'islam classico i giuristi non avvertono il bisogno di costruire sul velo una teoria del diritto, semplicemente perché l'universo medievale della donna è un universo di clausura: essa non esce di casa, la sua vita si svolge entro il perimetro dello spazio privato, e quando, molto raramente, esce, lo deve fare con l'autorizzazione di una figura maschile - il padre, il marito o i fratelli - e per motivi eccezionali come cerimonie o pellegrinaggi.
Lo hijab è un'invenzione del XIV secolo e non ha un effettivo fondamento nel testo coranico. Nel Corano la parola hijab, che deriva dalla radice hjb, non indica un oggetto ma un'azione: quella di velarsi, di tirare una tenda, di creare un'opacità che impedisca lo sguardo indiscreto.
Il passaggio della parola hijab dall´indicare un'azione all´indicare un oggetto avviene nel XIV secolo con il giurista Ibn Taymiyya. Egli è il primo ad utilizzare la parola hijab per riferirsi al velo in quanto oggetto, un velo che distingue le donne musulmane dalle non musulmane: esso diventa segno distintivo dell'identità e dell'appartenenza.
Ibn Taymiyya afferma che la donna libera ha l'obbligo di velarsi, mentre la schiava non è obbligata a farlo. Egli giustifica queste affermazioni basandosi su una interpretazione massimalista del versetto 31 della sura 24 del Corano, traendo da una frase dal contenuto generico un'affermazione di principio, cui inoltre attribuisce valore normativo. Ma tutto ciò, è bene sottolinearlo, rimane un'interpretazione. Un'interpretazione che inventa una norma.
Questo mutamento linguistico e sociale rappresenta il sintomo di una crisi in seno al mondo musulmano del XIV secolo: la fine dei grand i imperi dell'islam e l'invasione di Baghdad ad opera di un popolo ad esso estraneo, i mongoli di Gengis Khan. La umma, la comunità dei credenti, deve quindi confrontarsi e scontrarsi con ciò che ora chiamiamo un principio d'alterità; essa si pone il problema - che si ripropone oggi - di come essere musulmani in una società dominata da non musulmani. Il velo manifesta la reazione difensiva di una comunità, che enfatizza le regole giuridiche non per creare spazi di libertà, bensì per istituire un controllo: un controllo dell'islam su se stesso.
Non è quindi un caso che la figura di Ibn Taymiyya (morto nel 1328) rappresenti uno dei punti di riferimento dell'odierno discorso neofondamentalista.
Ma il decisivo mutamento semantico e giuridico nella questione dello hijab avviene nel XX secolo, soprattutto nella seconda metà. Nei paesi musulmani, dopo la fase di decolonizzazione, i processi di modernizzazione mettono in crisi le strutture tradizionali delle società. Appaiono due fenomeni inediti: con l'alfabetizzazione di massa, le donne accedono alla scuola; e accedono al mondo del lavoro, escono di casa, il loro universo di riferimento diventa anche il mondo esterno.
Di fronte a una tale trasformazione sociale, molti esegeti dell'islam reagiscono in modo neoconservatore, inventando un apparato giuridico che legittima e prescrive l'uso dello hijab. Il velo diventa così segno distintivo dell'identità islamica e della separazione fra i sessi. L'introduzione del velo nello spazio pubblico favorisce infatti la costruzione di una frontiera di genere che oggi non si limita al velo ma investe in alcuni paesi anche una divisione negli spazi e nei trasporti pubblici (alcuni architetti di tendenza neofondamentalista hanno immaginato persino ascensori separati per uomini e donne); lo spazio pubblico, anziché sancire un principio di uguaglianza, enfatizza quindi la discriminazione fra i sessi.
Tutti questi mutamenti nell'uso e nella pratica del velo si innestano però su quella che è una costante nella prassi delle società musulmane: la dicotomia fra puro e impuro, e il divieto come fondamento della norma nell'islam.
Il frequente sottolineare, nei testi sacri, che la donna non deve fare nulla per guardare e per farsi guardare, che deve nascondere le sue forme, ha fatto sì che nell'inconscio collettivo musulmano la femminilità sia associata al desiderio, in modo che il sesso femminile diviene sinonimo di caos, di disordine; su di esso incombe sempre il rischio dell'impurità. A ragione del suo ruolo riproduttivo la donna è investita di un certo carattere sacrale: perciò trasgredire il divieto - vale a dire mostrarsi - significa contaminare la purezza originaria.
Questo tabù definisce una società puritana e articola un sistema giuridico di controllo. Le società musulmane sono ossessionate dalla questione dell'impurità; e il velo tende simbolicamente a preservare le frontiere fra puro e impuro.
Il velo assume oggi il significato di un'identità in crisi: oltre a esprimere un malessere generalizzato nelle società islamiche, esso occulta il loro cambiamento e ne esacerba le paure. Chi lo indossa, soprattutto in occidente, lo fa per coercizione, per condizionamento, per rivendicazione o per libera scelta. Le letture possibili sono molte, ma tutte rimandano a una serie di conflitti irrisolti: il conflitto fra islam e occidente, il conflitto dell'islam con se stesso, il conflitto fra diritto e cultura.
viernes, abril 23, 2010
LA RAZÓN 21 Abril 10 - Santiago MARTÍN
La «teoría de la conspiración», de la cual muchos se burlan, ha tenido
en estos últimos meses abundantes motivos para confirmarse, al menos en
la mente de los que creen en ella. Me refiero a la campaña de acoso a la
Iglesia, personificada en los ataques al Papa Benedicto XVI. La excusa,
como es sabido, ha sido la supuesta «tolerancia» del actual Pontífice
hacia sacerdotes pederastas, tanto cuando fue arzobispo de Munich como
cuando presidió Doctrina de la Fe. El hecho de que medios tan poderosos
y significados con la «progresía» –y con otros poderes– como «The New
York Times» o la BBC, hayan rebuscado en las cloacas para encontrar algo
que, cogido por los pelos, pudiera presentarse como un argumento sólido
contra Benedicto XVI, ha demostrado no sólo quién está detrás de la
campaña, sino también lo decididos que están a asestar un golpe mortal a
la Iglesia. Han ido a por todas y con todos los medios a su alcance.
Ante esto hay que preguntarse tres cosas. Primero, por qué lo han hecho.
Segundo, cómo les ha salido la jugada. Y, tercero, qué apoyos han tenido
en el seno de la Iglesia. Los ataques al Papa y a la Iglesia no se deben
a una búsqueda de la verdad –propia de un sano periodismo–, ni a acabar
con una situación de corrupción que seguía generando víctimas inocentes
por parte de un clero corrompido. Los datos demuestran que sólo uno de
cada 60.000 menores víctimas de abusos ha sufrido a manos de un clérigo
católico. Esto es muchísimo pues no debería haber ninguno, pero no se
puede considerar ni como una epidemia, ni como un problema que hay que
atajar desatando una gran campaña mediática, máxime cuando prácticamente
todos los casos se remontan a hace 30 ó 40 años. Se ha elegido a
propósito un asunto que impacta en la sensibilidad de la población para
atacar a la Iglesia y destruir su prestigio moral. Y esto se ha hecho
por tres causas: la Iglesia sigue presentándose como el único camino
completo de salvación; la Iglesia está denunciando la dictadura del
relativismo y la Iglesia no se calla ante los intereses económicos de
determinados y poderosos sectores –es significativo, al respecto, que el
abogado que está asesorando a los dos ingleses que quieren meter al Papa
en la cárcel sea el mismo que defiende a De Juana Chaos–. Benedicto XVI,
con su sabiduría, ha defendido, promovido e iluminado estas tres
reivindicaciones de la Iglesia y por eso había que acabar con él a
cualquier precio. En segundo lugar, hay que decir que la operación les
ha salido, en términos generales, mal. Es cierto que muchos denigran a
la Iglesia –sobre todo en los blogs de los periódicos– y que los
anticlericales están crecidos. Es cierto que hay voces que piden la
expulsión del Vaticano de la ONU y que agresivos tertulianos proclaman
su convicción de que esto es el final de la Iglesia. Sin embargo, la
verdad, para disgusto de ellos, es que los católicos practicantes han
visto la jugada y se han dado cuenta de que es una campaña injustificada
contra el Pontífice, lo cual les ha llevado a unirse más a él e incluso
a defender a sus sacerdotes, conscientes de que la práctica totalidad de
los mismos –el 99,95 por 100– no están implicados en esos horribles
delitos. La pasada Semana Santa ha servido para demostrar el apoyo del
pueblo fiel a la Iglesia: más gente que nunca tanto en las procesiones
como en los actos litúrgicos en el interior de los templos. El resultado
conseguido no ha sido, pues, el que buscaban los enemigos de la Iglesia,
sino todo lo contrario: los católicos se han cerrado como una piña en
torno al Papa. Incluso me atrevo a decir que entre gente honesta no
católica, pasado el primer impacto mediático, se está produciendo una
resaca contra las manipulaciones informativas, pues lo mucho cansa,
sobre todo cuando las pruebas que se presentan no son suficientes. Queda
el último punto: la colaboración interna. Es evidente que ha existido,
pues los documentos aireados por los medios de comunicación proceden de
fuentes eclesiásticas. Pero lo más significativo ha sido la proclama de
Hans Küng, dirigida a todos los obispos del mundo para que se rebelaran
contra el Papa. Queda para la historia averiguar si la acción del
amortizado Küng estaba prevista y era la parte final del programa de los
que han planeado el ataque contra la Iglesia, o si el antiguo asesor del
Vaticano II ha actuado por su cuenta, sumándose a la ola de ataques al
Papa con la pretensión de aportar su piedra para demoler el edificio de
la Iglesia, en una especie de maligno canto del cisne. En cualquier
caso, al menos hasta el día de hoy, el resultado de su proclama es nulo.
Si pretendió emular la acción de Lutero cuando colgó sus tesis contra
las indulgencias en las puertas de la iglesia del palacio de Wittenberg,
aprovechando que la progresía mundial había preparado el terreno para un
levantamiento contra el Papa, ha fracasado. Cuando leí su artículo pensé
que no faltarían una veintena de obispos en todo el mundo que se sumaran
a la iniciativa. Pues ni eso. Con el agravante para él y para los suyos
de que han disparado ya sus cartuchos y eran sólo de fogueo. Ni su
silencio ni sus excusas, si las hubiera, alegando que no pretendían
atacar a la Iglesia, podrán ocultar la realidad: han fracasado. Y ésta
es una victoria para la Iglesia, para todas las religiones y para la
humanidad, pues lo que se ha llevado a cabo ha sido un experimento de
ingeniería social que pretendía manipular la voluntad de la población
mundial en función de oscuros intereses. Es posible que ahora los
enemigos de la Iglesia dirijan sus dardos a torres menos elevadas. Harán
daño. Seguirán haciendo daño. Pero, a la vez, estarán haciendo, sin
quererlo, un servicio a la Iglesia. Primero, porque ayudan a
purificarla. Segundo, porque en los dos mil años de historia que tenemos
hemos visto muchas veces que la sangre de los mártires ha sido semilla
de nuevos cristianos. En este caso, el mártir ha sido el propio Papa y,
según vayan pasando los ataques, su figura se irá acrecentando no sólo
ante los ojos de los católicos sino ante los del mundo. Benedicto XVI,
que fue elegido como un Papa de transición para que continuara la labor
de su predecesor, tiene ya su puesto de honor en la historia de la
Iglesia por derecho propio.
martes, marzo 30, 2010
Pedofilia

Rafael Navarro-Valls, catedrático de Derecho en la Universidad Complutense y Académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, publica hoy en "el Mundo" este artículo.
Un tribunal de la Haya decidió en julio de 2006 que el partido pedófilo Diversidad, Libertad y Amor Fraternal ( PNVD, siglas holandesas) , “ no puede ser prohibido, ya que tiene el mismo derecho a existir que cualquier otra formación”. Los objetivos de este partido político eran: reducir la edad de consentimiento (12 años) para mantener relaciones sexuales, legalizar la pornografía infantil, respaldar la emisión de porno duro en horario diurno de televisión y autorizar la zoofilia. El partido acaba de disolverse esta misma semana. Al parecer, ha contribuido decisivamente la “dura campaña” lanzada desde todos los frentes, internet incluido, por el sacerdote católico F.Di Noto, implacable en la lucha contra la pedofilia.
Esta buena noticia - cuyo protagonista es un sacerdote católico - coincide con otra mala, protagonizada también por sacerdotes de esta confesión. Me refiero a la tempestad mediática desatada por abusos sexuales de algunos clérigos sobre menores de edad. Estos son los datos: 3.000 casos de sacerdotes diocesanos involucrados en delitos cometidos en los últimos cincuenta años, aunque no todos declarados culpables por sentencia condenatoria. Según Charles J. Sicluna – algo así como el fiscal general del organismo de la Santa Sede encargado de estos delitos - : “ el 60% de estos casos son de ‘efebofilia’, o sea de atracción sexual por adolescentes del mismo sexo; el 30% son de relaciones heterosexuales, y el 10%, de actos de pederastia verdadera y propia, esto es, por atracción sexual hacia niños impúberes. Estos últimos, son unos trescientos. Son siempre demasiados, pero hay que reconocer que el fenómeno no está tan difundido como se dice”.
Efectivamente, si se tiene en cuenta que hoy existen unos 500.000 sacerdotes diocesanos y religiosos, esos datos –sin dejar de ser tristes, - suponen un tanto por ciento no superior al 0.6%. El trabajo científico más sólido que conozco de autor no católico es el del profesor Philip Jenkins, Pedophiles and Priest, Anatomy of a Contemporary Crisis ( Oxford University Press). Su tesis es que la proporción de clérigos con problemas de desorden sexual es menor en la Iglesia Católica que en otras confesiones. Y, sobre todo, mucho menor que en otros modelos institucionales de convivencia organizada. Si en la Iglesia Católica pueden ahora resaltar más - y antes- es por la centralización eclesiástica de Roma, que permite recoger información, contabilizar y conocer los problemas con más inmediatez que en otras instituciones y organizaciones, confesionales o no. Hay dos ejemplos recientes que confirman los análisis de Jenkins. Los datos que acaban de facilitar las autoridades austríacas indican que, en un mismo período de tiempo, los casos de abusos sexuales señalados en instituciones vinculadas a la Iglesia han sido 17, mientras que en otros ambientes eran 510. Según un informe publicado por Luigi Accatoli ( un clásico del Corriere della Sera) , de los 210.000 casos de abusos sexuales registrados en Alemania desde 1995, solamente 94 corresponden a personas e instituciones de la Iglesia católica. Eso supone un 0,045% .
Me da la impresión de que se está generando un clima artificial de “pánico moral”, al que no es ajeno cierta pandemia mediática o literaria centrada en las “desviaciones sexuales del clero”, convertidas en una suerte de pantano moral. Nada nuevo, por otra parte, pero que ahora alcanza cotas desproporcionadas, al conocerse hace unos días los casos ocurridos en Alemania, Austria y Holanda. La campaña recuerda las leyendas negras sobre el tema en la Europa Medieval, la Inglaterra de los Tudor, la Francia revolucionaria o la Alemania nacional-socialista. Coincido con Jenkins cuando observa : “ el poder propagandístico permanente de la cuestión pedófila fue uno de los medios de propaganda y acoso utilizados por los políticos, en su intento de romper el poder de la Iglesia católica alemana, especialmente en el ámbito de la educación y servicios sociales”. Esta idea es ilustrativa, si se piensa en aquel comentario de Himmler : “ nadie sabe muy bien lo que ocurre tras los muros de los monasterios y en las filas de la comunidad de Roma…" Hoy también se mezcla la información de datos y hechos con insinuaciones y equívocos provocados. Al final, la impresión es que la única culpable de esa triste situación es la Iglesia católica y su moral sexual.
Dicho esto, es evidente que el problema tiene la gravedad suficiente para abordarlo sin oblicuidades. Vayamos a sus causas. Debo reconocer que me llamó la atención el énfasis que Benedicto XVI puso en la reiterada condena de estos abusos en su viaje a Estados Unidos. Los analistas esperaban, desde luego, alguna referencia al tema. Pero sorprendió que por cuatro veces aludiera a estos escándalos. Y es que, en realidad, esta cuestión hunde sus raíces en los años sesenta y setenta, pero estalla a principios del nuevo milenio con sus repercusiones patrimoniales y de reparación para las víctimas. Algo, pensaba yo, que pertenece al pasado. A un pasado que coincidió con la llamarada de la revolución sexual de los sesenta. Por entonces se descubrió, entre otras filias y fobias, la “novedad” de la pedofilia, apuntando, entre otros objetivos, a la demolición de las “murallas” levantadas para impedir el contacto erótico entre adultos y menores. ¿Quién no recuerda – en torno a aquellos años - a Mrs Robinson y a Lolita…? Si se hurga un poco comprobaremos que algunos de los más inflexibles “moralistas” actuales, fueron apóstoles activos de la liberación sexual de los sesenta/setenta.
Esta revolución ha marcado a una cultura y a su época, dejando una profunda huella, que contagió también a ciertos ambientes clericales. Así, algunas Universidades católicas de América y Europa desarrollaron enseñanzas con una concepción equívoca de la sexualidad humana y de la teología moral. Al igual que toda una generación, algunos de los seminaristas no fueron inmunes y actuaron luego de modo indigno. Contra esa podredumbre se enfrentó decididamente Juan Pablo II, cancelando el permiso de enseñar en esas Universidades a algunos docentes, entre ellos a Charles Curran, exponente cualificado de aquella corriente.
Benedicto XVI, no obstante las raíces antiguas del problema, decidió actuar con tolerancia cero en algo que mancha el honor del sacerdocio y la integridad de las víctimas. De ahí sus reiteradas referencias al tema en Estados Unidos y su rápida reacción convocando a Roma a los responsables, cuando el problema estalló en algunas diócesis irlandesas. De hecho acaba de hacerse pública una dura carta a la Iglesia en Irlanda donde el Papa viene a llamar “traidores” a los culpables de los abusos y anuncia, entre otras medidas, una rigurosa inspección en diócesis, seminarios y organizaciones religiosas. Resulta sarcástico el intento de involucrarle ahora en escándalos sexuales de algún sacerdote de la diócesis que regentó hace años el arzobispo Ratzinger. Sobre todo si se piensa que fue precisamente el cardenal Ratzinger quien, como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, firmó el 18 de mayo de 2001 la circular De delictis gravioribus' (“crímenes más graves”) con duras medidas ejecutivas contra esos comportamientos. El propio hecho de reservar a la Santa Sede juzgar los casos de pedofilia (junto con los atentados contra los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión) subraya la gravedad que les confiere, así como el propósito de que el juicio no aparezca “condicionado” por otras instancias locales, potencialmente más influenciables.
Desde luego, en todas partes cuecen habas. Nigel Hamilton ha escrito sobre la presidencia de EE.UU: “En la Casa Blanca hemos tenido a violadores, mariposones, y, para decirlo suavemente, personas con preferencias sexuales poco habituales. Hemos tenido asesinos, esclavistas, estafadores, alcohólicos, ludópatas y adictos de todo tipo. Cuando un amigo le preguntó al presidente Kennedy por qué permitía que su lujuria interfiriese en la seguridad nacional, respondió: "No puedo evitarlo".
Ante el problema, la Iglesia es una de las pocas instituciones que no ha cerrado las ventanas ni atrancado las puertas hasta que pase la tormenta. No se ha acurrucado en sí misma “hasta que los bárbaros se retiren a los bosques”. Ha plantado cara al problema, ha endurecido su legislación, ha pedido perdón a las víctimas, las ha indemnizado y se ha tornado implacable con los agresores. Denunciemos los errores, desde luego, pero seamos justos con quienes sí quieren –a diferencia de Kennedy- evitarlos.
martes, noviembre 17, 2009
La Iglesia a través de la Historia

En la película Ágora aparece un evento y la interpretación del evento:
a) El asesinato de la pensadora Hipatia en la Alejandría del siglo V después de Cristo, lo cual es cierto.
b) Este asesinato inaugura, de alguna manera, el comienzo de una Iglesia perseguidora, tras unos siglos de Iglesia perseguida. Esto es falso.
Porque:
a) Hipatia no fue asesinada por no ser cristiana, sino más bien por apoyar al prefecto Orestes en su conflicto político con el patriarca San Cirilo.
b) De un hecho aislado no puede extraerse una ley general.
Ejemplo:
Vemos una película sobre Nerón.
Concluimos: los emperadores romanos eran unos degenerados.
Conclusión falsa: la conclusión acertada es: Nerón era un emperador degenerado.
Otro ejemplo:
Unos comunistas asesinan a un opositor político.
Conclusión: los comunistas son unos asesinos.
Conclusión falsa. Podré generalizar sobre los comunistas cuando haya estudiado la historia del comunismo.
Panorama de la Iglesia en el primer milenio
a) Expansión y persecuciones. Hasta el 312.
b) Libertad y paz. Del 312 hasta el 476.
c) Desmoronamiento del imperio occidental.
d) Invasión islámica (s. VIII): colapso del Mediterráneo.
1. Desplazamiento del epicentro “europeo” hacia el interior del continente.
2. Alianza de Carlomagno con el Papa: nacimiento de Europa.
e) Construcción europea. Monasterios. Recuperación del legado clásico.
Conclusión (Henri Pirenne). Si algo colapsó el mediterráneo como mar común, si algo fracturó el legado romano, si algo dañó el legado cultural grecolatino-cristiano fue la invasión islámica.
Frente a tal invasión, los pueblos culturalmente herederos del imperio romano de occidente y del cristianismo, surgido en su última etapa, toman conciencia de su identidad: surge Europa como una alianza entre el imperio (poder temporal) y la Iglesia (poder espiritual). Las relaciones entre ambos ámbitos no siempre van a ser amistosas, pero la gran creación europea es la distinción entre ambos ámbitos.
Revolución cristiana:
Gálatas 3, 26-29:
26. Por cuanto todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
27. Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, estáis revestidos de Cristo.
28. No hay ya Judío ni Griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón y mujer. Porque todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús.
29. Y siendo vosotros de Cristo, sois por tanto hijos de Abraham, herederos según la promesa.
Esta frase es impensable en labios de un griego, un romano o un judío.
Todos estos pueblos han sido esclavistas y/o clasistas, exclusivistas y machistas.
Edad Media: siervos, no esclavos
reinas.
Aportaciones de la Iglesia:
- dignidad de la persona humana
- universidades
- nacimiento de las literaturas nacionales: mester de clerecía, Cirilo y Metodio
- asistencia a pobres, enfermos, viudas, huérfanos
- contrapeso de las conquistas: frailes y soldados más beneficiosos para los conquistados que soldados solos
- Patrística, Escolástica, Escuela de Salamanca: Derecho de Gentes
- Mecenazgo del arte
El pecado y la Iglesia
La Iglesia está formada por hombres y mujeres
Los hombres y mujeres somos pecadores
Cisma de oriente, protestantismo: pecado por ambas partes
Jerarquía mundana
Inquisición
Caso Galileo
Gestión del pecado
Contrición
Confesión
Penitencia
Restitución
Perdón del año 2.000
Buscar la verdad, sin prejuicios, sin aprioris
En todas partes hay sinvergüenzas, pero en unos sitios hay más sinvergüenzas que en otro
La Europa emancipada del cristianismo (desde fines del XVIII)
Revolución francesa
Colonización de África
El libro negro del comunismo
Holocausto nazi
Millones de abortos
Lo sorprendente no es que haya pecadores en la Iglesia. Lo sorprendente es que haya santos. Los santos no han sido simples místicos de vida íntegra: muchos han inluido notablemente en la marcha de la historia
Monasterios benedictinos.
San Francisco de Asís y su influjo en el Renacimiento.
Santo Domingo y la teología.
Juan Pablo II y la caída del telón de acero.
Teresa de Calcuta y la atención a los pobres de los pobres.
San Josemaría y la toma de conciencia del laicado.
Los protagonistas de la historia de la Iglesia son los santos.
Ecclesia semper reformanda.